Época Victoriana: tiempo de crinolinas y ostentación.
- Johanna Pons
- 2 ago 2021
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La palabra crinolina procede del francés crinoline, la cual a su vez procede del italiano crinolino, de crino, crin, y lino. Era una estructura con aros de metal que mantenía las faldas de las damas abiertas y voluptuosas.

Fue a mediados del siglo XIX, en la era Victoriana (1837-1901), cuando estas prendas interiores marcaron la exageración de la silueta femenina.
En la década de 1850, se produjo una producción en masa de las máquinas de coser, así como la llegada de los tintes sintéticos que introdujeron cambios importantes en la moda.
Este período significó un antes y un después. Francia era el mayor productor de seda y terciopelo y la tecnología a vapor en la industria textil permitió la aparición del primer telar mecánico para fabricar tejidos simples como por ejemplo el tafetán.

A partir de 1950, la moda comenzaba a ser más accesible por la invención de las máquinas de coser (1846).
La prendas eran muy ornamentadas para ser producidas en grandes cantidades pero supieron desarrollarse métodos mecanizados que requerían menos pruebas. Esta producción "seriada" significó un nuevo sistema de consumo mucho más accesible, aunque no incluía a los pobres.
La impresión de revistas de moda hizo que se difundieran ideas, tendencias y publicidad, además de que comenzaron a incluir láminas con moldes.
La crinolina enmarcaba una prenda interior compuesta por varios aros de acero de tamaños graduado, que provocaban el ensanche de las faldas y ayudaban a darle volumen a los vestidos de la época.
Esta moda de faldas enormes, era una necesidad para las mujeres del momento. Las señoras previamente debían usar capas y capas de enaguas almidonadas para lograr el objetivo: volumen. El tipo de tejidos y las numerosas capas se usaron como símbolo de riqueza.
Esta práctica, además de ser molesta, era antihigiénica y peligrosa para la salud.
Cuando algunos comenzaron a darse cuenta del daño que causaban estas estructuras, comenzaron a probar otros materiales más livianos.
Finalmente, luego de algunos experimentos, en 1856 C. Amet. patentó una crinolina hecha con alambres de acero cubierta de tela, sujeta con cintas de modo que forme una enagua.
Este Nuevo modelo, era mucho más ligero, plegable y logró reproducirse fácilmente.

Para 1868, la crinolina ya había pasado de moda y las enormes faldas fueron suplantadas por sobrefaldas. Llegó entonces el momento del polisón y la forma de la falda comenzó a ser aplastada por delante y voluptuosa por detrás.
La imagen femenina estaba arraigada a la domesticidad y el mundo del hogar. La mujer “ideal” de la época era aquella que dedicaba su vida a supervisar el mantenimiento de la casa y mantener una vida limitada.
Los vestidos eran sumamente lujosos y ostentosos aunque su peso y poca practicidad, daban como resultado la poca movilidad. Comúnmente se utilizaban tejidos como paño de lana, organdi, lana merino y muselina transparente.
El estilo gótico fue el encargado de dominar el arte en Europa hacia 1840, y esto influyó enormemente sobre la vestimenta Victoriana. La silueta del momento llevaba hombros caidos con mangas largas pagoda.
La mujer de la época debía cambiarse de ropa varias veces al día. Entre los vestidos, se encontraba un traje informal de mañana, otro para el paseo vespertino y otro muy ornamentado y lujoso para recibir gente por la tarde. Por la noche había que cambiarse nuevamente y dicho vestido debía contrastar notablemente con el resto, estaba confeccionado con telas de mayor categoría como seda, muaré o terciopelo.
A medida que la crinolina aumentaba de tamaño, se añadían godets a la falda para conseguir todavía más anchura en la parte inferior.
El escote era protagonista y generalmente dejaba lucir los hombros en forma de corazón. Al estar tan descubierta la zona, solía acompañarse de un volante en forma de capa que cubría la parte superior del cuerpo y el pecho.
La prenda usual que se utilizaba encima del vestido, era un chal de cachemir hasta la cadera, o un mantón que tapaba la cintura por completo.

El pelo se llevaba con la raya al medio, moños, trenzas y tirabuzones sobre las orejas, acompañado con un sombrero en forma de cubo que más adelante fue reemplazado por uno más pequeño que se ubicaba en la parte de adelante de la cabeza.

Hacia 1870 se dió un cambio radical en la silueta: la amplitud se trasladó a la parte posterior de la rodilla y los vestidos llevaban una cola bien larga. La cintura se achicó todavía más.

El polisón se acentuó nuevamente a mediados de 1880 sobresaliendo horizontalmente por la parte inferior de la falda. La silueta se hizo más plana por delante y la parte de atrás bien voluptuosa acabada en cola. Es el llamado “estilo tapicero”, estrechamente

relacionado con las tendencias de la decoración de los salones burgueses de la época.
Hacia final de siglo, más allá del vestido ornamentado típico, el traje sastre significó una alternativa muy práctica para las mujeres aristócratas y la actividad deportiva.
En un principio eran confeccionados en tweed impermeable pero luego fueron fabricados en paños más suaves para utilizarlos en el día a día. Esta tendencia significaba un fiel reflejo de lo que estaba sucediendo: la inminente emancipación de la mujer y el final de la era Victoriana.-
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¡Vibras creativas!
Yoyi.
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